Celebramos los 62 años con Herman Miller siendo su licenciatario y distribuidor oficial desde 1962

ALEJANDRO SARMIENTO Es uno de los referentes del diseño industrial local e internacional. Multipremiado, vive de la búsqueda de nuevos desafíos a partir del reciclaje y reuso de materiales. Nació hace 48 años en General Villegas, un pueblo agrícola-ganadero de la provincia de Buenos Aires. “La pampa húmeda es mi fuente de inspiración, porque esa espacialidad, ese horizonte, el tiempo, los pocos recursos, fueron un gran estímulo para hacer y deshacer cosas, armar y desarmar”, recuerda Alejandro Sarmiento, quien gracias a ese entretenimiento de la infancia se convirtió naturalmente en diseñador industrial. Egresado de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en 1986, comenzó desde entonces a realizar proyectos de diseño que involucran desde la investigación hasta el desarrollo y la implementación-. La experimentación con el material es la base de su trabajo, hasta el punto que el reciclaje de residuos y el reuso de piezas estándar del mercado son su marca registrada. “En diseño hay varias maneras de trabajar. Se habla de caja transparente cuando se desarrolla algo en un papel. Yo trabajo con caja negra, es decir, desarrollo todo en la mente y experimento con materiales. Trabajo mucho a partir de sugerencias de materiales”, explica. Los descartes industriales y los residuos sólidos urbanos son sus preferidos. Aunque también utiliza mucho material estándar al que le da otra oportunidad como futuro objeto. Sarmiento se describe como un permanente observador: “Me interesan las actitudes de la gente, las cuestiones domésticas, por qué se descartan cosas en una feria de garage”. Con Miki Friedenbach creó Contenido Neto en 2002, uno de los proyectos más innovadores de los últimos años en el campo del diseño, que apuntó a ofrecer propuestas productivas a partir de materiales generados de los desperdicios, como la adaptación moderna de un tiento de cuero para reciclar las botellas de PET (plástico). Sarmiento vivió en Nueva York y en Brasil, donde hoy da charlas y participa constantemente en workshops. También viaja mucho a Chile, México y Colombia. Desde 1987 trabaja en forma independiente y contrata gente no profesional para producir sus diseños. “Utilizo más la energía humana que la de la de maquinaria, porque prefiero la habilidad artesanal antes que una máquina sin alma”. Y en esa peculiar búsqueda del alma, Sarmiento da oportunidades: “Muchas veces contrato gente que está recuperándose de drogas. Ahora trabajo más con jubilados. Depende del proceso que deba hacer”. “Hoy son muchas las expresiones independientes porque la autogestión implica menos inversión, menos gasto y más diseño. Al no tener financiamiento, el diseñador tiene que trabajar más sobre las ideas para gastar menos, para usar materiales más económicos y con buen rendimiento y para que la presencia del objeto sea igual de contundente. Esto estimula mucho al diseñador y le permite seguir creciendo”, establece Sarmiento. Hoy sus diseños se venden en la tienda del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y en países como Australia, Italia y Estados Unidos. Entre sus múltiples diseños, destaca aquellos que aún hoy siguen ganando premios. “El banco de cartón Circus Stool ha ganado varios premios: tres en Tokio, uno en Buenos Aires, uno en Brasil y otro en Valencia. Donde lo presento sigue ganando premios. Lo mismo sucede con el proyecto del PET: donde lo mostramos sigue teniendo vigencia. De hecho acaba de ser expuesto en el Museo de Arte Moderno de Tokio”. Más allá de la transgresión Sarmiento es portador de una particular visión del diseño. ¿Transgresor? -se pregunta ante el planteo- “En realidad, me han tratado de corrupto del diseño porque consideran que lo corrompo. Lo que yo intento con mis productos es que no sean parte del automatismo del consumo o del uso del objeto. Trato de que los objetos tengan alma. No sé si a eso se lo puede llamar transgresión… Lo que pretendo es un llamado de atención”. Como docente se considera un gran motivador. “Siempre doy clases en los años iniciales a personas que no tienen ningún concepto del diseño o en los postgrados, donde hay una renovación a partir de una carrera ya hecha y uno puede sentirse libre para crear”. Mientras cursó, fue docente ad honorem en la UNLP. También lo fue en la Universidad de Buenos Aires (UBA) hasta que se fue a vivir al exterior. Fue profesor y asesor académico de la Universidad de Palermo. “Ahora sólo conservo el cargo de docente de un postgrado de Arquitectura en la Torcuato Di Tella”
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